viernes, 26 de septiembre de 2014

Mi voz serà callada, pero mis manos hablaràn

(viene de la entrada anterior)
 La despertó el sonido del teléfono. Alargó su mano y atendió. Era el aviso que había solicitado la noche anterior. Le ofrecieron el desayuno y pidió que se lo llevasen a las 7 hs. Se levantó y comenzó a hacer ejercicio de elongación. Durante media hora estuvo realizando los debidos ejercicios de yudo que sabía. Luego caminó hacia el espacioso baño y se duchó. Después  eligió un vestido color crema, con campera de lana suave color blanca. Enrolló alrededor de su cuello la chalina blanca que se habla colocado el día anterior y calzó zapatos negros clásicos. Llaman a la puerta y es el desayuno que un hombre risueño, le alcanza. Lo lleva a la cocina y se dispone a saborearlo.
- "Tendré que dejar las dos partes del arma en la caja fuerte de la administración"- pensó La Mujer.



Con su particular modo de caminar, el Papa Francisco I, se acercó. Su conocida sonrisa le daba la bienvenida a La Mujer que lo miraba  y que saludó con mucho respeto. Estaba nada menos que frente al Poder del mundo. Se sentaron en una oficina pequeña y el Santo Padre habló:
- Bien hija. Leì la carta del sacerdote Raùl y hablé por teléfono con el padre Rafael, que está en el Seminario de la ciudad de Azul, en Argentina. Los dos hablaron muy bien. ¿Por qué quiso este encuentro tan rápido?
- Porque necesito que me ayude con cartas de presentación, para entrar en Israel, Gaza, Siria, Rusia, Polonia.
- ¡Ah bueno! ¡Sencillo el pedido! pero ¿Por qué quiere ir a esos países? Gaza es un volcán en erupción.
- Precisamente ese es el motivo. Quiero escribir sobre la realidad actual de Gaza y su líder. Soy escritora, investigadora.
- Hay periodistas cubriendo los sucesos.
- Quiero ver con mis propios ojos lo que está sucediendo. Y escribir la verdad. Dispense Su Santidad, pero usted es la única persona que puede ayudarme a ingresar a dichos lugares sin trabas ni negaciones. Me conoce a través de las referencias de estos sacerdotes.
- ¿Hizo el pedido de autorización a través de la embajada de Argentina, en Israel?
- Es perder el tiempo.
- Con una carta de la Presidenta Kirchner, seguramente beneficiará su inquietud...
- Me creería si le digo que es más fácil, más corto el camino, llegar a usted que a la Presidenta Kirchner...
Su Santidad sonrió porque interpretó lo que La Mujer quería decirle.
- Sólo le ruego que me ayude con las debidas personas a quienes tendré que entregarle sus cartas, para que me autoricen a ingresar a dichas zonas de conflicto y hablar con sus jefes principales.
- Mire que le revisaràn cada cosa que quiera llevar. En Gaza hija, hay mucho, mucho peligro.
- Si. Lo se. Gaza es una tierra maldita por Dios. Y me pregunto si se darán cuenta que están luchando contra Dios mismo.
- ¿Por qué dice eso? - preguntó suave y serio el Santo Padre.
- Escrito está. En el Antiguo Testamento. Josùe. Cuando Dios pelea por Israel para darles la tierra prometida. Fue repartida a las 12 tribus. Si Israel  venció aquellas batallas, es únicamente porque Dios y sólo EL, destruía, vencía a los enemigos. Sin Dios, Israel, nunca habría ganado ninguna batalla. Escrito està sobre sus debilidades, llanto. Y Gaza pertenece a la tribu de Simeòn, que fue absorbida por la tribu de Judà.
Por unos instantes, la mujer y el Papa Francisco I, se quedaron miràndose a los ojos.
- Deje que lo analice un poco más. Hablaré con el padre Scorza. En mis meditaciones de las mañanas y con el rezo del santo rosario, encontraré la respuesta. Déjele a mi secretario el teléfono donde pueda ubicarla. Y rece por mi. Tengo que ir a países donde el dolor, sufrimiento es el pan de cada día.


- "Señores pasajeros, les damos la bienvenida..."
La Mujer escuchó las conocidas palabras del comandante de vuelo, los consejos de la azafata y miró el itinerario de vuelo que por televisor daban detalle de las millas que se irían recorriendo hasta llegar a destino. Israel.
Luego de unos pequeños instantes, se desabrochó el cianturòn de seguridad y acomodó mejor, su delgado cuerpo. Entre sus manos tenla el bolso. Dentro, nuevamente las dos partes del arma. Y las cartas. Las cartas que el Santo Padre le haba hecho llegar por medio del sacerdote Scorza.`Eran cartas simples. Muy simples. Demasiado simples quizás. Comprendió que el Papa no quería arriesgarse. Pero tenla el menbrete del Vaticano y la firma del Papa Francisco I, sello y bendición.
Recordó la última parte de la conversación con Su Santidad.
- "En Gaza hija, hay mucho, mucho peligro.
- Si. Lo se.Gaza es una tierra maldita por Dios. Y me pregunto si se darán cuenta que están luchando contra Dios mismo."
-Y quizás - continúo pensando - no estén tan equivocados en cuanto al reclamo de sus derechos. De sus tierras. Antes que Dios, los arrojara de todas esas tierras, sus antepasados vivían  allí. Eran sus tierras. Israel, por su parte reclama las tierras que Dios les entregó. Ambas partes tienen razón. Y son tierras con anatemas. Por supuesto para aquellas personas que no sean israelitas. El Dios de los Israelitas, exterminó a todo ser con vida. Hombres, mujeres, niños, porque eran paganos. Su pueblo tenla que ser puro. Santo. Josùe maldijo Jericò y a quienes reconstruyan Jericò. Pero esas maldiciones y anatemas, no afectaban ni afectan a ellos, los Israelitas. Y dicha ciudad, Jericò, junto a otras ciudades, les fue dada a las tribus de los hijos de Benjamin. Es decir, todas las tierras que fueron entregadas a las12 tribus israelitas, fueron y son anatemas para Dios. Están malditas para todas las demás personas que no pertenecen a esa raza..."

Luego de 3 horas y 13 minutos, el avión aterrizó suavemente en el aeropuerto de Ben  Guriòn, Israel. Más tarde traspasó los debidos controles y ya fuera del aeropuerto se dirigió a un sherut que la dejaría en Jerusalèn. 60 km de viaje. Dicho transporte es económico, pero tiene que ser compartido por otras personas. Se detiene en cada alojamiento de cada pasajero que lleva.
La Mujer eligió Casa Nova. Lugar impresionante. Antiguo palacio de piedra de los Franciscanos de Tierra Santa. A escasos pasos del Santo Sepulcro,y demás lugares históricos. Desde hace más de 800 años que estas Casas ofrecen hospitalidad a los peregrinos. Además de Jerusalèn, hay otras Casa Nova en Belèn, Nazaret, Monte Tabor,  y Tiberiades. Le entregaron la llave de una habitación simple y hacia ella caminó. Ingresó y dejó el bolso sobre una mesita pequeña de madera barnizada y la maleta sobre la silla. La abrió y sacó sus pertenencias. Abrió el armario contra una de las paredes que tiene el cuarto y  acomodó los dos vestidos junto con la campera y chalina. La maleta la dejó sobre un estante superior. El par de zapato  lo colocó dentro de la mesita de luz que está al lado de la cama.  Miró que sobre ella, en la pared un Crusifijo está colgado. También notó que debajo de la pequeña ventana, hay un aparato antiguo de calefacción. Unas gruesas cortinas de tela color anaranjado, cubren dicha ventana.
Luego de ducharse y cambiar de ropa y con las mismas zapatillas que había viajado desde su país, tomó el bolso y bajó al brillozo y amplio hall de entrada. Dejó la llave en la administración y salió a la calle rumbo al Santo Sepulcro.










sábado, 13 de septiembre de 2014

Mi voz serà callada, pero mis manos hablaràn

(viene de entrada anterior) La Mujer está en una oficina pequeña. Ordenada. Observó  una pared  cubierta por una biblioteca. Un escritorio de madera robusta y sillones también de madera robusta. El sacerdote le indicó con la mano que se sentara en uno de ellos, mientras que él se dirigió hacia su sillón. Una foto del Papa actual está colgada en la pared, detrás del sacerdote.
- ¿ Podré conversar unos minutos con el Santo Padre?
- Si supiera el "Minùe que tuve que bailar" para poder conseguirle escasos minutos con el Papa.
- Gracias- dijo La Mujer sonriendo- Gracias.
- Utilizè el fax que me envió el Padre Raùl. Dijo que era una copia de la carta que usted tiene para entregarle al Santo Padre. Luego le daré el billete que presentará a la Guardia y le indicaré la entrada que deberá utilizar. Mañana a las 10,30hs tendrá la oportunidad de hablar con el Papa.
- Gracias. Se que el peligro, con letras mayúsculas, amenaza la vida del Papa Francisco I. Pienso que un alerta rojo se instaló dentro del Vaticano y Ciudad del Vaticano.
- La verdad, es que se respira un clima denso. Las sospechas abundan y el enorme problema es, que el Santo Padre, continúa con su manera de mostrarse y llegarse a la gente, como lo hizo desde que fue elegido Papa. ¡Tiene locos a todo el personal de seguridad!
- ¿La Iglesia necesita un mártir? porque la amenaza de muerte contra el Papa, responde a alguien. ¿A quién? ¡ Quién se beneficia? o ¿Quienes ganarían?
- Desde el inicio la Iglesia tuvo mártir. Y quizás haya sacerdotes, cardenales, arzobispos, dentro del Vaticano que quiera un gran cambio.
- Quieren acelerar el tiempo ¿Verdad'. Es como que ya el Papa Francisco I, cumplió con lo que ellos, me refiero a ellos,los que quisieron y provocaron su elección, habían tramado, planificado. Entonces, ahora lo necesitan como mártir. Y el trono papal desaparecerá. Comenzará el tiempo de las religiones. La voz del Papa, el representante de Jesucristo, el hijo de Dios, será ignorada. Callada.
- Sí, creo que puede suceder pronto. Las sospechas del "quién es quién", está destruyendo el aire que se respiraba antes. Me refiero al aire que se respiraba y aún se respira un poco en una parte del Vaticano.
- Creo que la Iglesia que fundó Jesús, la que dejó a sus apóstoles para que fueran por el mundo y predicaran la verdad, que EL mismo es esa verdad, necesita otros Kuklinski. El Coronel Ryszard Kuklinski. Un gran patriota fiel a su Polonia. El también, por su gran amor a su patria, sufrió las muertes de sus dos hijos. El primero desapareció, en una expedición de buceo, frente a  la costa de Florida. Y el otro hijo murió bajo los tiros de un asesino que conducía un coche. Por supuesto huyó velozmente. Claro, en Polonia, en aquellos años, 1984, un Tribunal Militar condenó a muerte en ausencia a al Coronel Kuklinski. Y también se apropiaron de su propiedad. Lo habían declarado traidor a la patria. Por suerte, en 1997, otro Tribunal Polaco, revisó su caso y la sentencia fue una gran alegría para Kuklinski. El Coronel Polaco recuperó los derechos de ciudadanía y también el rango militar que poseía. Reconocieron que había sido fiel a su patria. El quería detener la guerra y atrocidades que sabía que se iban a realizar. Luego fue recibido, en ese país que el tanto amó y por quien tanto se sacrificó, como un héroe. Cuando leì sobre su vida, me impactó su lealtad.
- Pero la Iglesia también tuvo sacerdotes como el que usted cita como ejemplo.
- Sí. Lo se. Pero yo me refiero al presente. Al "AHORA". Se  también, que usted está dentro del grupo que son fieles al Papa Francisco I y a Jesucristo. Pero no se enfrentan al otro grupo que cada vez se hace más y más  fuerte. Sin embargo la "luz! tiene que vencer a la "oscuridad".
- Decirlo es fácil amiga mía. Realizarlo es ¡Tan difícil!
- Un mundo dentro de otro mundo.
- Cuya realidad no es la que se muestra. Y aquí estoy, sentado frente a una mujer que quiere...- el sacerdote buscó las palabras mientras suspiraba fuerte- ...... metafóricamente hablando, "introducirse en el desierto".
La Mujer sonríe suave y luego habla.
- Un inglés, quiso cruzar el desierto de Takla Makan, que está en Asia Central. En el extremo oeste de China, que lo llaman "desierto de la muerte". Por cierto, en el año 1993, China tenla, no se si lo tiene aun, una zona de ensayos nucleares en el desierto de LOP, que está en el extremo oriental de Takla Makan. Para la mayoría de las personas que conocían la historia de dicho desierto, era imposible salir vivo de dicho lugar. Libros y leyendas, hablaban de ello. Pero el inglés, creyó en él. Y dio los pasos que necesitó dar para llegar al final de su meta. Por supuesto que sufrió frío, hambre, sed, cansancio y situaciones desagradables. Ese desierto es el más peligroso del mundo. Asì lo dijo el explorador sueco Sven Hedin, que lo atravesó pero de norte a sur. El inglés lo hizo en sus 1300 kilómetros de longitud. Lo logró
Contra todos los peligros, el inglés Charles Blackmore, logró introducirse y cruzar el desierto de Takla Makan  en una expedición que realizó, si mal no recuerdo, en el año 1993. La experiencia que vivió y trasmitió a  través de un libro, escrito por él mismo, dan una rica enseñanza.
El sacerdote miraba fijo a la mujer y ella por unos segundos calló. Luego dijo:
- Con diferentes metas, búsquedas, yo también creo en mi. Me introduciré en el "desierto". Soy consciente de el riesgo que estoy expuesta. Del peligro que cada vez me rodeará  más y más. Pero llegaré.
El sacerdote continúo callado unos instantes más mientras la miraba. Luego con afecto en la voz le dijo:
- Cuídese amiga mía.
- Asì lo haré. Gracias. Y recuerde estas palabras. El Papa ya vivió un tiempo de peligro. Cuando vivía en Buenos Aires, Argentina, y quienes gobernaban en el país, eran Militares, el sacerdote jesuita Jorge Bergoglio, abrazó el peligro y ¡Vaya que lo enfrentó!. Por supuesto que dicho tema es muy profundo y existen muchas dudas. Pero lo que quiero decirle es que el Papa Francisco I, sabe cómo actuar en situaciones límites.
- Bien. Hablemos ahora, de nuestro tema, de este encuentro. El Padre Raùl, me dio su nombre y señas para identificarla. Me dijo que ya posee usted, la parte más importante del arma que piensa utilizar. El mismo en persona se la entregó. Yo deberé darle otra parte y en Jerusalèm, le será entregada el resto.
- Asì es. - respondió La Mujer.
- ¿Por qué lo hace? ¿Por qué arriesga su vida asì tan audazmente? no es ajena que será vista como una terrorista.
La Mujer bajó los ojos y quedó mirando el piso. Lágrimas comenzaron a correr sobre sus mejillas.
-....Porque sufro mucho ver el terrible sufrimiento, dolor, impotencia de los inocentes...de los niños, criaturas, animales...- levantó el rostro y lo mira con los ojos llorosos - ...por las almas. Por la salvación de las almas. Y no soy terrorista. Mi lucha no es como la de ellos.
- Para ciertos países  sí  será clasificada como peligrosa. Permìtame preguntarle Evìlmera. ¿ Dónde está el arma?
La mujer lo miró fijo a los ojos. Luego habló  muy serena.
- Al igual que usted, padre Scorza, el sacerdote Raùl, me dio nombre y señas sobre usted, para poder identificarlo. Y la Iglesia donde oficia misa. Por eso le respondo. La tengo conmigo. Dentro del bolso que aferran mis manos. El arma más poderosa que se haya creado
- ¡Oh Dios mío! - dijo el sacerdote mientras miró unos segundos el bolso que la mujer tenla entre sus blancas manos y contra su cuerpo.




La Mujer regresó al Apartaments. Pidió en recepción la llave y dijo que la llamaran a las 6 de la mañana. Se dirigió al apartaments que ella ocupaba. Al entrar vio que todo estaba ordenado. Cerró la puerta con llave y caminó hasta la mesita que estaba al lado de la cama y prendió la lámpara. Dejó el bolso sobre la mesita y fue hacia la ventana que daba a la calle. Cerró la persiana. Luego fue al baño, se lavo manos y cara. Luego, regresó al cuarto, quitó ropa y calzado. Buscó debajo de la almohada y retiró el camizòn. Apagó la lámpara. Abrió las sábanas con su manta y se introdujo en la cama. Se cubrió y quedó unos instantes mirando el bolso. Dentro ya tenla la segunda parte del arma y el billete prometido. Luego se dispuso a dormir. A la mañana del día siguiente tendría el encuentro con el Papa Francisco I .

lunes, 8 de septiembre de 2014

mi voz serà callada, pero mis manos hablaràn


( viene de la entrada anterior)
A las 12 hs y 55 minutos arribó al aeropuerto de Fiumicino o Leonardo da Vinci. Allì mismo tomó el tren  Leonardo Express que en 30 minutos la dejaría en la estación Termini. De allí, tomó taxi y fue a hospedarse en el Apartaments, Azzurra, que está en pleno centro de Roma y se puede llegar a pie a la Piazza Navona.  Eligió  éste Apartements, por su ubicación, costo y muy buen servicio.
Minutos más tarde de registrarse, ya estaba duchándose. Se vistió con un vestido color celeste y zapatos color negros, clásicos. Arrolló sobre su cuello, una chalina blanca y recogiendo su bolso ( este bolso, lo llevaba siempre con ella  ya que era muy cómodo. Pequeño, pero profundo y con compartimientos. Como si fuese un Neceser.), cerró la puerta de su Apartaments, y ya en la vereda, caminó unos metros y entró en una pizzeria. Buscó una mesa cerca del ventanal cuya vista era muy buena, ya que daba a la calle tan transitada. Después de saborear una riquísima pizza acompañada con un pocillo pequeño, de riquísimo y fuerte cafè.
Transcurrida una hora, abonò la cuenta y se dirigió al encuentro del Sacerdote Scorza.  Sabia que estaba en la Iglesia de San Luigi dei Francesi. Vio que se acercó al cordón de la vereda y estacionó un taxi . Estacionó y de él bajó una pareja. Corrió hacia él, y antes que el hombre cerrara la puerta, ella, sonriente llegó y subió. Dio la dirección de la mencionada Iglesia y  sus ojos gozaron con lo que velan.
Llegó, abonó y bajó del taxi, ingresando a la espectacular, magnifica Iglesia. Estaba finalizando la misa. Miró al joven sacerdote que oficiaba y esperó sentada en el último banco, mientras sus ojos recorrían toda la nave.
Quince minutos mas tarde, vio que el sacerdote que había oficiado la misa, se acercaba a ella mirándola fijamente. Ella se paró y aguardó. Una vez a su lado, el sacerdote la saludo.
- Buenas tardes. Soy el padre Scorza. Nuestro amigo, el padre Raùl, me llamó hoy por teléfono indicándome que usted llegaría hoy y que vendría para acá. Bien. ¿ Cómo está? ¿Cansada quizás del largo viaje?
- Mucho gusto padre. ¿Me creería si le digo que estoy muy bien? Quizás sea por los "bombardeos" que reciben mis ojos, pero Roma es para gozarla cada instante.
- Coincido con usted. Venga. Acompáñeme a mi oficina. Allí podremos hablar tranquilos.












Mi voz serà callada, pero mis manos hablaràn


La  Mujer estaba arrodillada en el banco de la iglesia. Alerta. Su respiración, aunque suave, era controlada. Miró alrededor. Nadie. Ninguna persona  había ingresado antes que ella llegara. De pronto un leve crujido a su espalda alertó su ser. Respiró hondo muy suave y aguardó. Su cuerpo siguió en la misma posición, nada más que pronto a reaccionar ante cualquier ataque. Unos pasos se acercaban. La mujer esperó. respiración controlada. El sacerdote entró a la iglesia. Era un franciscano de 81 años. La iglesia estaba dentro del predio o terreno donde vivía la comunidad franciscana  que cada tantos años cambiaba de sacerdotes. Miró a la mujer ya madura, de unos cincuenta y cinco años, delgada, mirada profunda, directa. Cuando estuvo a su lado notó que la mujer apenas volvía sus ojos sobre él. La mujer apenas sonrío, se paró y saludó con un beso en la mejilla al sacerdote.
- Padre- dijo suavemente.
Se sentó al lado del representante de Jesucristo en la tierra y mirando a su alrededor, inclinó su cabeza para hablar en voz baja.
- ¿ Cómo estás hija?
- Deseo confesarme Padre. Como siempre.
La Mujer comenzó su"mea culpa".
De pronto sin finalizar dicha confesión, habló sobre lo que tanto la estaba torturando.
- Padre, usted me aconsejó la vez anterior, que hable con las debidas personas sobre el conocimiento que tengo y que no me calle nada. Sucede que me asaltan dudas y .....¡ Cómo decir, explicar lo que con tanta profundidad conozco!
- Hija, tienes un deber moral hacia la humanidad. Pide fuerzas a Dios. Ya eres muy fuerte, me lo has demostrado todos estos años que nos conocemos y hablamos.
- Quiero huir del presente, del futuro que veo todo a mi alrededor y no se cómo poder hacerlo. Día, tras día las noticias internacionales son cada vez más terribles y cuando pienso que yo tengo en mi poder el conocimiento, el cómo poder detener, aunque sea el sesenta por ciento de toda la locura, porque es una locura lo que  está sucediendo en el mundo, siento que mi corazón me dice "actúa ya".
-Hazlo. Ve y habla con esas personas y luego déjalo en manos de Jesús.
La Mujer quedó mirando por unos segundos los zapatos gastados del sacerdote. Luego habló muy suavemente.
- Padre, como siempre todo lo que hablé en confesiones anteriores y ahora, queda en el silencio de la confesión, por favor.
- Queda en el silencio de la confesión hija - dijo lento el sacerdote mirándola con afecto.
- Y ahora padre, por favor ¿Me da su bendición?
Y el sacerdote dijo las palabras de absolución de sus pecados  y luego la bendijo. La saludo y se retiró de la iglesia. La Mujer se arrodilló nuevamente y sus ojos miraron la imagen de Jesús que estaba colgada frente al altar. Era la imagen del crucifijo de San Damìan. Pero La Mujer miraba la imagen y pensaba cómo daría los próximos pasos. Tendría que comenzar por Roma. Sí, primero Roma, luego Jerusalèm, más tarde Asia.....Rusia... Polonia.... sí, el tiempo corría muy de prisa y ella tenla una terrible obligación moral, como le había dicho su amigo el sacerdote. Buscarla los días y horario de vuelos.
Se paró y caminó hacia la salida del templo. El frío del día  golpeo su cuerpo. Acomodó el abrigo sobre sí y comenzó a caminar hacia el vehículo. Un fiat duna que tenia sus varios años. Subió y dio el arranque, mientras sus ojos no cesaban de mirar, observar a su alrededor. Sabia que cualquier persona podía, de pronto, aparecer con cualquier excusa y allí  estaría el arma que detendría su obligación moral.

Habían transcurrido siete dìas y La Mujer nuevamente, estaba dentro de la iglesia de San Francisco de Asís, arrodillada frente a la imagen del Cristo de San Damiàn. Pero esta vez había otras personas dentro del templo. Aguardó. Sabía que en unos instantes verla al sacerdote que esperaba. Y como respondiendo a su llamado, se abre la puerta y el sacerdote de 81 años, entra. Queda unos segundos  mirando todo a su alrededor. Luego se dirige hacia el confesionario. Entra y cierra la puerta.  La Mujer apenas mueve hacia su lado la cabeza, se para y camina lento hacia el confesionario. Al llegar, se arrodilla al costado del mismo y queda cubierta por una madera. El sacerdote abre la ventanita y a través de la rejilla que apenas la cubre, entre dichos espacios, entrega dos cartas. La Mujer las recibe y guarda dentro del bolso que tiene contra su cuerpo.
- Aquí tienes dos cartas que preparé para que entregues al Santo Padre y la otra al superior de Casa nova en Jerusalèm.
- Gracias padre. Antes de continuar quiero confesarme y poder recibir las indulgencias plenarias.
La Mujer comenzó su "mea culpa". Al finalizar dijo:
- Y ahora padre....me da el arma por favor....
El sacerdote la miró fijo. Admiraba a esta mujer que estaba arriesgando su vida. ¡Qué firme, decidida la vela! y él la ayudaría. Sí. La ayudaría.
- Si hija.
- Sacó del bolsillo de su sotana, un pequeño paquete y se lo alcanzó. Ella lo recibió y por unos instantes quedaron mirándose los dos a los ojos. Luego lentamente lo guardó dentro del bolso que cubrió con su mano.
- En Roma te encontraras con el sacerdote Lucio Scorza. El te entregará otra parte del arma. Y en Jerusalèm, buscarás al sacerdote Pietro Gazanega y te dará el resto. Ellos ya saben de tu viaje. Cuando me llamaste hoy por teléfono,me dijiste que viajas esta noche y yo asì les indiqué a ellos. Esperan tu llegada.
- Gracias padre. Por favor deme el perdón y la bendición.
El sacerdote asì lo hizo.
- ¿Volveremos a vernos padre? - preguntó la mujer mirándolo.
- Quiera Dios que si hija. Quiera Dios que si. Rezaré por ti cada día en las intenciones de la misa. Ten cuidado, mucho cuidado. Hay alguien que te está vigilando...
- Sì, lo se. Ya descubrí dos de sus esbirros. Se que la lucha es muy fuerte y ni hablar cuando llegue a Israel, Jerusalèm y quiera llegar a Gaza. ¿Acaso olvidó el asalto que tuve hace tres años atrás? No olividé los golpes.
- Y aprendiste karate.
- Sí. Ahora se cómo defenderme y ....con esta arma, la más potente de todas, nada temo.
- Cuida que no te la quiten. Que no caiga en malas manos.
- La cuidaré con mi propia vida.
- Lo se.
- Bien padre. Gracias por todo y....no le digo adìos. Le digo hasta pronto.....
- Hasta pronto hija. Que Dios te bendiga.

Eran las 22 hs cuando el taxi la dejó en el aeropuerto de Ezeiza, en Argentina.  Ingresó al enorme y bullicioso hall y se dirigió al mostrador de la companìa aérea Alitalia. Algunas personas estaban esperando para obtener boletos. Aguardó. Al llegar su turno, mostró pasaporte y pidió boleto de primera. Solamente de ida. Llevaba una pequeña maleta y el bolso que tenla en la mañana cuando fue a encontrarse con el sacerdote amigo. Un hombre pesó dicha maleta y luego la envolvió , dio tiket de comprobante y ella caminó hacia la escalera mecánica. Mientras iba subiendo, volvió su cabeza y miró a las personas que estaban detrás de ella en la misma escalera como asì también las que estaba en el hall. Y sus ojos por unos instantes quedaron fijos mirando al hombre que parado, mientras acomodaba una mochila sobre su espalda, la miraba. Ella, miró a su alrededor dando a entender que lo ignoraba y luego quedó mirando hacia adelante. Llegó a la sala de espera. Un  enorme ventanal mostraba los aviones de diferentes companìas aéreas. La pista de arribo y más allá el verde puro del césped que acompañaba a los costados de las pistas. Vio que un carro cargado con contenedor pequeño se acercó a la bodega de equipajes de un avión de la línea Iberia y luego de retirarse éste, apareció otro carro con otros contenedores más pequeños que subieron al avión. Pensó que serla la comida y bebida. Más  allá, vio aviones de otras companìas  aéreas. Se alejó unos pasos y quedó mirando la entrada a la sala de espera. Quería saber si el hombre que encontró su mirada en ella, ingresaba. Luego de una hora de espera, escuchó por el alto parlante una voz de mujer que llamaba a los pasajeros de la línea aérea Alitalia con destino a Italia, presentarse en la puerta de embarque número 3. Miró por ultima vez la entrada de la sala y quedó más tranquila al notar que el sospechoso hombre no apareció. Caminó hacia la cola de personas que con los debidos pasajes en mano mostraban a la azafata de tierra. Llegó su turno, entregó su pasaje y la azafata cortó y devolvió con una sonrisa, el resto del comprobante de vuelo. Se dirigió hacia la manga y siguiendo a las demás personas, ingresó al avión. En la puerta abierta había dos azafatas de vuelo, que con amplias sonrisas la recibieron. Una de ellas, solicitó el pasaje y luego de mirarlo, guió hacia primera clase, indicó asiento y devolvió el pasaje, dirigiéndose hacia su compañera de viaje. Los demás viajeros no cesaban de ingresar.
La mujer acomodó su cuerpo en el cómodo asiento y aguardó.
Pasados unos minutos, se cerró la puerta principal del avión y el ruido del motor se hizo más fuerte. Instantes más tarde, escuchó la voz del comandante de vuelo que se presentaba y daba la bienvenida abordo, explicando las horas de vuelo y a qué hora de Italia llegarían. Lo explicó  también en idioma italiano. Ordenaron abrocharse los cinturones de seguridad. Luego las azafatas comenzaron a explicar los lugares que se encontraban los paracaídas y demás cosas necesarias por cualquier problema que sucediese. Las imágenes en la pantalla del televisor pequeño que estaba colgado   sobre sus cabezas, ilustraban dichas indicaciones.
El avión comenzó a dar marcha atrás, luego viró hacia la derecha y se dirigió hacia la pista que le fue indicada. Viró nuevamente a la izquierda y comenzó a corretear sobre la pista cada vez más ligero y en un determinado segundo, levantó suavemente la punta del avión, elevándose con perfecta seguridad.
Las azafatas comenzaron a preparar las bandejas de la cena. Se escuchaba ruido de botellas y voces de ellas.
A los pocos minutos, le alcanzaron una bandeja con la cena y dieron a elegir la bebida. La mujer retiró y bajó la mesita que estaba contra el asiento anterior y colocó dicha bandeja. Pidió agua mineral y luego comenzó a degustar comida y bebida.
Más tarde, fue retirada dicha bandeja y volvió a colocar en el lugar anterior la mesita de apoyo. Acomodó su cuerpo, cerró los ojos y comenzó  a programar su encuentro con el sacerdote Lucio Scorza.