domingo, 9 de agosto de 2015

Mi voz será callada, pero mis manos hablarán

(Viene de entrada fecha día 08-05-2015)- Deseo aclarar que esta entrada la divido en tres entradas, para poder así subirlas. Luego arreglaré tema de mayor contenido.

-Entonces estará nuevamente caminando las calles de este país.
-Pero no con el mismo propósito. Y creo que el tiempo, es decir el reloj de los acontecimientos políticos, me están mostrando realidades muy preocupantes que hay que tener en cuenta.
-Evílmera, en toda la historia de la humanidad, siempre hubo guerras. Reconozco que estamos viviendo años terribles y muy sangrientos. Pero, son ciclos que pertenecen a la misma vida.
-Sí. Sé que los registros de las batallas de los diferentes siglos nos muestran la deshumanización en todo su esplendor y que será una repetición hasta el fín del mundo. Ahora estoy aquí. En Tierra Santa. Y me pregunto ¿Podré, dentro de unos meses volver a caminar por estas calles, como lo estoy haciendo hoy? ¿Cuántos años más podrá el turista e investigadores, ingresar a Israel y recorrer, ver, investigar y escribir sobre su histórico pasado y presente? Me maravilla notar que mientras miles de turistas, con todo ese "equipaje" que la palabra turista significa, caminan por calles de Jerusalén, ajenos totalmente, que a 78 kilómetros, se está librando una voraz guerra en Gaza. La muerte está presente en toda esa zona y aquí, mire a nuestro alrededor. Todas estas personas reunidas, cenando indiferentes a una realidad que está llamando a gritos, manos que la ayuden. Las muertes del pasado tapian las muertes del presente.
-Pero también existen otras zonas cercanas que pertenecen al Medio Oriente y sus conflictos políticos son tremendos.
-Por supuesto que reconozco las guerras y guerrillas en todo el Medio Oriente y ya que estamos, en el mundo entero. Pero en la mayoría de todas esas zonas, no se tiene el número de turista que tiene este país. Sé perfectamente también, que el turista viene por esa profunda historia religiosa. Sea la creencia religiosa que profese. Lo que menos va a desear es verse envuelto en situaciones de responsabilidad de conciencia y mucho menos de muerte.