viernes, 1 de mayo de 2015

Mi voz serà callada, pero mis manos hablaràn

(Viene de la entrada día 26-04)

La Mujer está caminando por una calle estrecha, cuyas paredes laterales son muy altas y rústicas. Muchas personas de diferentes países la cruzan. Es impresionante ver  cómo el turismo en Jerusalén, cubre sus tiendas, negocios, restaurantes, sitios religiosos. Está finalizando el mes de octubre. Se acerca la fecha de la gran fiesta en recuerdo del nacimiento del Niño Jesús. Y fin del año 2014. 
Mientras camina por esa calle tan estrecha, ve el letrero que está colocado sobre la pared, arriba de la puerta de entrada de Casa Nova. La Mujer observa los dos pequeños faroles que están en ambos laterales de dicho ingreso. Y sonríe suavemente, porque le agrada,  ver esos bloques de piedras antiguas, tan característicos, en todo lugar histórico. Nota que varios jóvenes de ambos sexos, con grandes mochilas cargadas en sus espaldas, están entrando a dicho hospedaje.
Al subir los tres grandes peldaños, La Mujer sabe que una cámara de seguridad que está ubicada en dicha entrada, al lado del farol izquierdo, registra su imagen.
Ya en la habitación, luego de darse una ducha, cambia su ropa interior y lava la que se quitó, colgándola en el secador del baño. Nuevamente se viste con la ropa cómoda de viaje y calza zapatillas. Baja al restaurante para comer algo ya que tiene hambre y pide el plato del día, acompañándolo con un rico té con limón.
Transcurrida una hora, La Mujer sale a la calle y luego de caminar varias cuadras, busca un taxi para que la lleve a la Ciudad Nueva. Se baja en una de las calles céntricas, recorre algunos metros y encuentra una cabina pública.  Ingresa y extrae de su bolso, la billetera. Retira tres tarjetas telecard y coloca una de ellas. Disca un número internacional y aguarda.
-¿Imaynalla cacancu tata? ¿Takkini asqui?
Del otro lado del tubo telefónico, una voz de hombre en el mismo lenguaje le responde. Y La Mujer continúa hablando.
-Acwa allillancani.  Chikkawasña hhupa Malku Khapajg-uasi Jordàn, aukka.
Tata,kellkkana….ninna blog..”………………………………………………”.
La Mujer finaliza de darle información y luego dice:
-Asqui tata. Yuyaychacuna krutina naira Mosojhuata. Huma yanrpana. Khitina yanapa. Askama, pachi. Samaricuy. Khomanta.
Al finalizar de hablar, cuelga tubo teléfono y sale de la cabina. Busca autobús que la lleve de regreso a Ciudad Vieja de Jerusalèn.



La Mujer está conversando con el Sacerdote Gazanega. Están sentados en el bar del hospedaje Casa Nova.
- Me alegro  verla de regreso. – Comenta el Cura - ¿Todo bien?
- Mire la verdad,  fue mejor la ida a Jordania desde Israel. El regreso lo hice a través del paso fronterizo del puente Rey Hussein o puente Allenby, como quiera llamarle.  En el puesto de control de Israel, son muy estrictos. Muchas preguntas y algo de demora. Me dio la sensación que no les agrada saber si la persona viene de Jordania. Me ayudó la carta del Papa Francisco I, pero igual tuve que aguardar un poco. Pero gracias a Dios, ya estoy aquí y pronto debo enfrentar otro muy difícil y peligroso encuentro.
-¿Fue accesible el Rey?
- He podido tener dos citas con el Rey Abdullà II, y debo aguardar su respuesta. Me dijo que  luego de mi posible reunión con el líder de Hamas,  Ismail Haniyeh, me contacte con él nuevamente y le trasmita el resultado de dicho encuentro. ¿Sabe? Luego de la primera cita, ya conocida  por usted, tuve que aguardar si el Rey prestaría atención a mi propuesta.  Esperé en el hotel donde me alojé y con toda franqueza le comento que  me sentí como si estuviera viviendo en Barrow, Alaska. Allí, que está a unos 500 y pico kilómetros al norte del círculo polar ártico, la oscuridad dura 65 días corridos. La temperatura es bajísima. Congela todo, pero todo, todo. Es maravilloso e impresionante ver la cantidad de nieve, hielo que está sobre todas las casas y todo lo que usted mire. Y también es muy bello ver la aurora boreal, el brillo de las estrellas….pero a lo que me refiero, es que así como se vive con  tolerancia, ese invierno crudísimo, esa oscuridad tan  larga, así me sentí yo mientras aguardaba si el Rey me respondería si o no. Por supuesto, que la gente que vive en Barrow, realiza actividades. Tienen sus trabajos, escuelas, practican deporte bajo techo. Ellos están acostumbrados a esa vida. Y cuando llegan los días de sol, que son 83 días sin ponerse el sol, todo es hermoso, alegre. Son por ejemplo las dos de la madrugada y es normal ver a unos chicos andar en bicicleta por las calles. Los barcos que cazan ballenas, zarpan bien a la madrugada. Allí, se vive una hermosa  naturaleza.  Es una experiencia inolvidable.
- ¿Teme ir a Gaza?
- ¿Temer? No. No temo. Quizás corra por mis venas sangre de hierro como los vikingos. Por eso admiro a los Noruegos. El desafío está siempre delante de mí. Y lo enfrento. Creo que podré dialogar con Ismail  Haniyeh. Pienso que tendré algunos instantes de incertidumbre, cuando cruce en la frontera, el paso de Eretz, los Israelita vean el sello de Jordania en mi pasaporte. Tengo a mi favor, que poseo mi credencial de escritora y la carta de referencia del Papa. Desde que llegué a Israel, desde mi país, muestro estas credenciales que me ayudan.
- Observarán cada detalle suyo.
- Sí. Creo que buscarán en la maleta y bolso que lleve con más profundidad que sus compañeros en la frontera de Jordania e Israel. Me preparé para cuando llegue ese momento, como ellos, los judíos, cuando observan los diamantes que tienen en sus manos que deben cortar y pulir. Aquí, en Tel Aviv, como en New York y Amberes existe un centro de tallado de diamantes.  En Amberes está el centro comercial de diamantes  más importante. Procesan  las piedras de diamante más  valiosas y grandes. Se las envía la compañía minera de diamantes más grande del mundo. La De Beers Consolidated Mines. Sus minas están en Sudáfrica. Ella es la que dicta precio y oferta de las piedras que están en bruto, sin tallar. Y en Londres tiene oficina donde las clasifican en categorías. Creo que ronda unas 15.000 categorías y luego son expuestas en una exposición, para venderlas. A esa exposición la llaman “vistas”. Muchas veces, se realizan ventas millonarias y son pagadas al contado. Por supuesto que los invitados a esas exposiciones, son los comerciantes más importantes del mundo. La venta es por quilate. Y es normal que el acuerdo se selle con un apretón de manos. En ese mundo la palabra es muy válida. A veces ocurren casos desagradables, como por ejemplo la famosa roca de esmeralda en Colombia.  El acuerdo fue realizado con un apretón de manos y luego sería enviado el dinero. El dueño de la gran esmeralda, tuvo que iniciar juicio y se presentaron varias personas alegando que eran los dueños de esa fabulosa roca de esmeralda.  En fin, todo un tema y me estoy alejando del núcleo de nuestra conversación.
- La comprendo. Suele ocurrirme a mí también.
- Permítame invitarlo a cenar Padre. Hoy estuve en Ciudad Nueva de Jerusalén, y he visto un restaurante que me agradó y sería un gusto que me acompañase en la cena.
- Con gusto Evìlmera. ¿Recuerda el nombre del restaurante?
- Si. Porque está en la esquina, cruzando en diagonal, de una cabina pública que hoy utilicé. Memoricé el nombre. Hoy hablé por teléfono con un amigo que me cuida mi casa. Es un aborigen muy leal. Le trasmito información que él escribe en un blog que tengo. Y utilizo un código para que mi trasmisión sea segura.
- ¿Cómo un código?
- Si. Antes de emprender ésta acción, estuve pensando cómo poder transmitir los diferentes pasos de mi viaje sin que los “espías” de seguridad se enterasen. Pensé en utilizar palomas mensajeras, pero no me convenció. Entonces, recordé que en el año 1918 las tropas de Estados Unidos, estaban combatiendo en Francia, en Meuse-Argonne. Pero tenían un enorme problema, ya que los alemanes “pinchaban” sus líneas telefónicas. Descifraban los códigos y atrapaban a los mensajeros que tenían que entregar en propias manos las debidas instrucciones. La tropa estadounidense no hallaba la manera de solucionar tan terrible asunto. Y de pronto, un capitán escuchó hablar a dos soldados, que pertenecían al Regimiento de Infantería, en un idioma totalmente desconocido para él. Les preguntó cuál era ese idioma y ellos dijeron pertenecer a la tribu Choctaw y ese era su lengua. El capitán averiguó si había más soldados de esa tribu en los Cuarteles Generales y sí, hubo muchos más. Entonces, tuvo la gran idea de valerse de los soldados  de la tribu Choctaw, para enviar sus mensajes, que eran recibidos por otros soldados Choctaw y traducidos al inglés. Ello, dio origen al Escuadrón telefónico Choctaw. Era casi imposible, que el enemigo pudiera traducir los mensajes, el idioma. Los alemanes creyeron todo tipo de teorías, porque no entendían nada de nada lo que escuchaban. No podían descodificar ni una palabra. Y para Estados Unidos, fue una gran victoria. Gracias a esos indígenas Choctaw.
Cuando se preparó el asalto a Forest Farm, estos indígenas fueron utilizados. He leído que en la Segunda Guerra Mundial, entre los más distinguidos, están los locutores de Claves Navajo y Comanche. De allí nació la idea de hablar en código utilizando lengua originaria. El escritor Meadows, que escribió el libro “Los locutores de claves comanches de la Segunda Guerra Mundial”, hace referencia sobre la importantísima actuación de esta tribu Choctaw. En el año 1989, el gobierno de Francia les condescendió la Orden Nacional al mérito, aunque en forma póstuma, a los locutores Choctaw de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Y también a los locutores de claves Comanches de la Segunda Guerra Mundial. Y recién en el año 2008 fue aprobada en el Congreso, la Ley de Reconocimiento de Locutores de Clave.
-¿Y usted hizo lo mismo?
-Diferente tribu. Sí. Recordé dicha lectura e investigué tribus que existen en Argentina. Una persona amiga fue quien me ayudó en el tema. Y allí está. En mi casa, un fiel amigo. Hace más de un año que conozco y hablo con este  hombre leal.
-Observo que tiene ideas muy interesantes….y así es como debe ser. Bien. Permítame terminar unos trabajos que debo tener finalizado para mañana y si le parece bien, a las 21 hs nos encontramos en el hall de entrada.
-Perfecto. Mientras iré al Santo Sepulcro. Nos encontramos luego Padre Gazanega.