domingo, 26 de abril de 2015

Mi voz serà callada, pero mis manos hablaràn

(Viene de entrada día 24 de enero 2015) 
Son las 23 horas de la segunda noche que La Mujer está hospedada en El Pasha Hotel.
Han transcurrido 61 horas. La Mujer está reunida con el Rey Abdulà II en el Salón de Imágenes, del Basman Palace. Allí, el Rey recibe a delegaciones extranjeras y también lo utiliza cuando tiene reuniones oficiales acorde a su gobierno. 
La Mujer está sentada en un sillón de cuero, grande, color negro y a su lado, su traductor Asad. El almohadón que tienen a sus espaldas, es de color beige. Una pequeña mesita alargada, de madera con vidrio en su cara superior, está ubicada en el centro del lugar donde están sentados. En el lado derecho de la Mujer hay un pequeño mueble de madera y un teléfono color blanco se encuentra sobre dicho mueble. También una lámpara de pie iluminada y un pequeño retrato que La Mujer no alcanzó a ver bien quién era. Frente a ellos, está sentado el Rey en un sillón individual de madera color marrón y el respaldo y asiento es de color beige muy claro y de tela entretejida. Un pequeño mueble de madera, tipo mesa de luz, está entre ese sillón y otro sillón igual al que está ubicado el Rey. Una enorme alfombra jordana color rojo está cubriendo el centro del piso de mármol color blanco-gris. Y un ventanal muy grande está ubicado detrás del Rey, cuyas cortinas son de color gris claro. Dos guardias están parados al lado de la puerta de acceso al salón.  Sobre el vidrio de la pequeña mesita alargada que está en el centro de ellos, están las tres partes del arma que La Mujer posee.
-En estos precisos instantes Majestad, existen miles y miles de ataques físicos y espirituales, conocidos o no, en este mundo que habitamos. Me da la impresión que se está llevando a cabo una operación jeroglífica semejante a la realizada por Hitler. Con más adelanto tecnológico, por supuesto y teniendo en cuenta, los errores cometidos por este dictador, para no caer en ellos, hay un avance de manos y brazos, metafóricamente hablando, que quieren a toda costa, cerrarse en un abrazo muy fuerte. Si observa los diferentes continentes en un mapa, observará  que es muy difícil hallar un país donde no esté expuesto a amenazas políticas-militares.  Como ejemplo, permítame recordarle, que Jordania estuvo, está y estará viviendo estas amenazas.
- Desde tiempos bíblicos esta tierra, me refiero a Medio Oriente, ha sido y es, atacada por diferentes líderes. Nosotros siempre abrimos la ventana al diálogo, pues la paz de nuestros hermanos palestinos y nuestra, es un objetivo primordial en nuestras relaciones territoriales. Jordania tiene sus puertas abiertas y por ejemplo, por ella han ingresado medio millón de personas civiles del vecino país, Siria. Familias huyendo de la guerra en su país que buscaron un refugio y aquí lo hallaron. Estamos alerta en todo lo que sucede en los países hermanos y somos consientes que la realidad es muy  preocupante.
- Creo Majestad no equivocarme al pensar que cuando usted dice “realidad” se refiere...…a la “verdadera realidad”. Y no a esa realidad que ciertos medios de información o mejor dicho, desinformación, publican.
- Es mi deber y costumbre, leer las noticias, sean de Jordán como internacionales, de diferentes medios periodísticos. Pero, en asuntos más importantes en lo que se refiere a la seguridad de mi país, nuestras agencias de seguridad son muy eficientes. Tengo mis propios, seguros y leales informantes. Como acostumbran tener todos los líderes del mundo.
- Hm…sí, claro. Entonces, creo que podremos entendernos perfectamente en el diálogo que usted, con tanta deferencia, me invitó. Ahora permítame  Majestad, que en esta noche, le explique el uso del arma que está frente a usted.
Quiero aclararle, que soy consciente del  “YO” interior que vive. Es decir, enorme responsabilidad como Rey de Jordania, heredero de una rica dinastía Hachemita y descendiente del Profeta Mahoma. La paz esté con él. Y si busqué, quise que usted Majestad, sea la primera persona a quien mostrar y hablar sobre esta poderosa arma, es precisamente por el antecedente de su linaje. Sé que es un gran desafío el pedir su ayuda. Estar arma fue creada en Israel, Jerusalén, y es muy difícil que sea aceptada por usted y sus hermanos palestinos.  Pero acaso ¿No es preferible intentar por todos los medios razonables, un acuerdo de paz?  No digo tregua de horas o días. No. Digo PAZ con letra  mayúscula.
-Es muy peligroso. No estoy convencido. ¿Cree realmente que esta…arma puede detener un misil? ¿Cree que puede callar el odio, la indiferencia, la locura de la guerra que está palpitando en Medio Oriente? Como usted bien lo declaró, soy un descendiente del gran Profeta Mahoma, y cargo sobre mis hombros un peso enorme. Todas mis acciones deben ser muy cuidadosas, estudiadas, ya que mi responsabilidad como líder de Jordania, se torna muchísimo más importante, por mi linaje histórico. Me siento muy honrado y feliz de que por mi sangre corre sangre del gran Profeta Mahoma. Jordán es territorio pequeño, pero ningún líder carga sobre su persona la sangre de un Profeta. Muchas noches, cuando se presentan situaciones límites o de gran profundidad de acción,  pienso en cómo debo actuar como Rey de Jordán y a la vez cómo actuar, como descendiente del gran profeta Mahoma. Y le confieso que es una vivencia muy fuerte. Sé que mis palabras,  mis actos son escuchadas y analizadas por mis hermanos musulmanes, por mis hermanos palestinos y por diferentes líderes políticos.  Entonces, observando los cuidadosos pasos que debo dar frente a los ojos de mis hermanos musulmanes, si decidiese aceptar esta propuesta de paz presentada por usted, ¿Cómo cree que será recibida por mis hermanos del Medio Oriente?  ¿Cree realmente que esta arma puede lograr lo que desde hace tantísimos años, nadie pudo lograr? Además Israel reaccionaría y sería agregar más leña al fuego.
-Creo sí. Creo. Tengo las respuestas para sus preguntas Majestad. Si me presenté ante usted, es porque puedo explicarle, mostrarle el uso efectivo de esta arma.  También creo que usted investigó sobre mi vida, quien soy yo. Sabe que no soy una mujer extraviada, demente. Por eso es que me envió cita para esta noche. Esta valiosa oportunidad que me está brindando, no quede registrada como una acción más en sus gestos como Rey caballero. Escúcheme por favor.
Sé que el verdadero musulmán, respeta las palabras escritas en su libro Sagrado.  Sé que su voz será escuchada por aquellos hermanos suyos musulmanes y palestinos, además, por supuesto de los líderes del mundo. Pero también será escuchada por aquellos que con toda mala intención, actúan deformando las palabras escritas en El Corán.
Majestad, creo que usted corre peligro. El grupo  rebelde, EI, está actuando y actuará de una manera que lo obligará  a intervenir. Creo que al ser usted descendiente del gran Profeta Mahoma, es un blanco muy codiciado por aquellos que buscan alcanzar su objetivo. Y su objetivo es que haya odio entre el mundo musulmán y demás creencias religiosas. Provocarán fuertes estallidos inhumanos. El grupo rebelde EI, es y será utilizado para encender la mecha de una pólvora que al estallar, solamente lo hará entre credos religiosos. Aunque, la real razón, está detrás de esas acciones manipuladas por grandes intereses, ajeno a dichos credos religiosos. Majestad, debo confiarle que conozco por experiencia propia, una verdad sellada, tapiada que está sobre mi cabeza como una espada a punto de caer. Escribí un libro, se llama “Revelación de la Misteriosa Verdad” y allí, pude volcar un poco  la tremenda verdad, que la mayoría del mundo desconoce. Por eso estoy  aquí, dialogando con usted. Si desea, con placer podré profundizar más sobre dicho tema. Pero debe actuar hoy Majestad. Mañana puede ser tarde. Repito: Majestad, su vida está en peligro. No puedo decirle con exactitud día ni mes, pero sí que está en peligro. Analice las consecuencias y para quién es más importante su vida.
El silencio se hizo presente. La Mujer no bajó su vista cuando los ojos durísimos del Rey Abdulá II quedaron fijos en su mirada. Luego con voz seca habló:
-Deme pruebas. Presénteme las pruebas que respaldan sus palabras.
La Mujer abre su bolso y mientras su mano está dentro del mismo, mirando al Rey dice:
-No me desilusiona Majestad, al pedirme pruebas. Pensé que las querría ver. Por eso las traje conmigo.
La Mujer extrae un libro y se lo entrega. El Rey Abdulá II lo toma entre sus manos.