miércoles, 28 de enero de 2015

Mi voz serà callada, pero mis manos hablaràn

(Viene de la entrada anterior)
Son las 20,35 minutos de una noche algo fresca, cuando La Mujer se acerca al punto de reunión ubicado en el pequeño barrio Armenio. La Mujer mira el nombre de la taberna,  ARMENIAN TAVERN  que está iluminado dentro de un rectángulo,  contra la pared de grandes piedras desiguales y encima de la puerta de entrada de dicho local.  Un techo pequeño, alargado, cubre todo el frente de dicha taberna. Le gusta.  Las dos puertas de madera que dan acceso a la entrada principal, están abiertas. Sobre la puerta derecha, también está escrito el nombre que identifica el lugar. Y sobre la puerta izquierda varias escrituras que La Mujer no entiende. Quizás el menú y sus precios.  Una ventana media circular y con debida protección está ubicada a escasos pasos de la entrada. Llega, coloca su mano derecha sobre las grandes e irregulares piedras y las siente ásperas, rústicas y es que no están pulidas. Comienza a bajar los escalones.  Las luces que son a través de lámparas y faroles colgados, iluminan dentro de la taberna. La Mujer se dirige hacia una pequeña mesa de madera que está desocupada casi en el centro del lugar. Menos cuatro mesas, las demás están ocupadas por personas ya sea turistas como del propio barrio Armenio. La silla es de madera y cómoda.  Encima de La Mujer, está colgada una araña redonda que tiene 7 u ocho focos alargados y opacos. También ve otras lámparas colgadas, pero algunas de ellas, están apagadas. Mira todo a su alrededor y una de las paredes y su arco, le recuerdan la construcción de fortalezas, castillos y calabozos de los años del Rey Luis XV. En una de las paredes, hay colgados unos cuadros de diferentes tamaños con escrituras e imágenes. Las voces, risas de la gente son altas. En otra pared, ve colgados incensarios apagados, sobre un armario botellines que le hacen recordar las que se encuentran en una botica o  los que se utilizan para preparar las esencias de perfumes. En otra vitrina con vidrio transparente, y el marco muy trabajado  que demuestra su origen Armenio, ve botellas de bebidas y otras cosas que desconoce. En otras paredes, ve más vitrinas con cosas antiguas. Todo lo que está dentro de dicha taberna, es un recuerdo, exhibición hacia el lejano tiempo.   Y como lo indica el nombre de la taberna, todo es bien de su origen, armenio. Se acerca un hombre y La Mujer señala uno de los platos que figura escrito en  el menú que ofrecen. No sabe qué es, pero quiere probar. Y de beber pide un café.
Ha finalizado de cenar y está bebiendo su segundo café, cuando ve que ingresa un hombre que se detiene y mira hacia todos lados. La Mujer lo reconoce por la descripción que el  cura Gazanega hizo del guía-traductor. Es Asad. La Mujer le señala donde está, levantando su mano derecha. El hombre la ve y camina hacia ella.








Han transcurrido siete días. La Mujer está  en Amán, capital de Jordania, hospedada en El Pasha Hotel.  Lo eligió por varios motivos. Hablan el idioma español, además del inglés y árabe. Está ubicado a casi 5 minutos del Teatro Romano y 10 minutos de la calle Rainbow. Lo bueno es que la recepción es durante las 24 horas. Le ofrecieron varios servicios, sea de alquiler de coche, cambio de moneda, prensa, lavandería,  planchado y guarda equipaje. Fax y fotocopiadora. Y algo muy importante: Caja fuerte. El Hotel posee una terraza que ofrece una vista muy atractiva. Buen restaurante. La habitación posee aire acondicionado y calefacción además de poder acceder a internet y wi-fi gratis.
Luego de realizar varios minutos de ejercicio de yudo, La Mujer se ducha y luego viste el sencillo vestido, pero de excelente corte, que utilizó cuando estuvo con el Papa Francisco I. Calza zapato clásico y se dispone a desayunar allí mismo, en la habitación.  Uno de los servicios del Hotel. Dentro de dos horas, estará frente al  Rey Abdalá II.  Es gracias a la ayuda de Ranim y su primo, que pertenece a la seguridad de la Casa Real que horas más, tendrá la reunión con el Soberano. La Mujer recuerda que debió escribir una carta para presentarla al Rey Abdalá II. En ella, explicaba el por qué de su urgente solicitud.  Dicha misiva fue acompañada por una copia, de una de las cartas, que el Papa Francisco I, le había enviado y que tenía en su poder. Una de ellas es para ser entregada al Monarca.
Mientras desayuna, pronuncia las pocas frases en idioma árabe que conoce. Tiene conocimiento que será bien apreciado el intento de hablar en dicho idioma. Pero por supuesto, para el diálogo con el Rey, estará acompañada con su guía-traductor, Asad.
Faltan 30 minutos para la reunión con el Rey. La Mujer está en la recepción del Hotel aguardando a Asad. En ese momento, el hombre ingresa al hotel y camina hacia ella.
- Un taxi nos está aguardando. ¿Está usted bien?
-Si. Muy bien Asad. Gracias. ¿Vamos?
Se retiran del hotel y caminan hacia un taxi color amarillo, que está estacionado en la acera. Asad abre la puerta trasera del vehículo y La Mujer ingresa. Asad se sienta al lado del conductor.
- Palacio Raghadan.
El conductor nada dice. Comienza a conducir y por el espejo, mira a La Mujer. Ella sostiene contra su cuerpo, el bolso. Dentro están las tres partes del arma.