(Viene de la entrada anterior)
Son las 20,35 minutos de una noche algo fresca, cuando La
Mujer se acerca al punto de reunión ubicado en el pequeño barrio Armenio. La
Mujer mira el nombre de la taberna,
ARMENIAN TAVERN que está
iluminado dentro de un rectángulo,
contra la pared de grandes piedras desiguales y encima de la puerta de
entrada de dicho local. Un techo
pequeño, alargado, cubre todo el frente de dicha taberna. Le gusta. Las dos puertas de madera que dan acceso a la
entrada principal, están abiertas. Sobre la puerta derecha, también está
escrito el nombre que identifica el lugar. Y sobre la puerta izquierda varias
escrituras que La Mujer no entiende. Quizás el menú y sus precios. Una ventana media circular y con debida
protección está ubicada a escasos pasos de la entrada. Llega, coloca su mano
derecha sobre las grandes e irregulares piedras y las siente ásperas, rústicas
y es que no están pulidas. Comienza a bajar los escalones. Las luces que son a través de lámparas y
faroles colgados, iluminan dentro de la taberna. La Mujer se dirige hacia una
pequeña mesa de madera que está desocupada casi en el centro del lugar. Menos
cuatro mesas, las demás están ocupadas por personas ya sea turistas como del
propio barrio Armenio. La silla es de madera y cómoda. Encima de La Mujer, está colgada una araña
redonda que tiene 7 u ocho focos alargados y opacos. También ve otras lámparas
colgadas, pero algunas de ellas, están apagadas. Mira todo a su alrededor y una
de las paredes y su arco, le recuerdan la construcción de fortalezas, castillos
y calabozos de los años del Rey Luis XV. En una de las paredes, hay colgados
unos cuadros de diferentes tamaños con escrituras e imágenes. Las voces, risas
de la gente son altas. En otra pared, ve colgados incensarios apagados, sobre
un armario botellines que le hacen recordar las que se encuentran en una botica
o los que se utilizan para preparar las
esencias de perfumes. En otra vitrina con vidrio transparente, y el marco muy
trabajado que demuestra su origen
Armenio, ve botellas de bebidas y otras cosas que desconoce. En otras paredes,
ve más vitrinas con cosas antiguas. Todo lo que está dentro de dicha taberna,
es un recuerdo, exhibición hacia el lejano tiempo. Y como lo indica el nombre de la taberna, todo
es bien de su origen, armenio. Se acerca un hombre y La Mujer señala uno de los
platos que figura escrito en el menú que
ofrecen. No sabe qué es, pero quiere probar. Y de beber pide un café.
Ha finalizado de cenar y está bebiendo su segundo café,
cuando ve que ingresa un hombre que se detiene y mira hacia todos lados. La
Mujer lo reconoce por la descripción que el
cura Gazanega hizo del guía-traductor. Es Asad. La Mujer le señala donde
está, levantando su mano derecha. El hombre la ve y camina hacia ella.
Han transcurrido siete días. La Mujer está en Amán, capital de Jordania, hospedada en El
Pasha Hotel. Lo eligió por varios
motivos. Hablan el idioma español, además del inglés y árabe. Está ubicado a casi
5 minutos del Teatro Romano y 10 minutos de la calle Rainbow. Lo bueno es que
la recepción es durante las 24 horas. Le ofrecieron varios servicios, sea de
alquiler de coche, cambio de moneda, prensa, lavandería, planchado y guarda equipaje. Fax y
fotocopiadora. Y algo muy importante: Caja fuerte. El Hotel posee una terraza
que ofrece una vista muy atractiva. Buen restaurante. La habitación posee aire
acondicionado y calefacción además de poder acceder a internet y wi-fi gratis.
Luego de realizar varios minutos de ejercicio de yudo, La
Mujer se ducha y luego viste el sencillo vestido, pero de excelente corte, que
utilizó cuando estuvo con el Papa Francisco I. Calza zapato clásico y se
dispone a desayunar allí mismo, en la habitación. Uno de los servicios del Hotel. Dentro de dos
horas, estará frente al Rey Abdalá
II. Es gracias a la ayuda de Ranim y su
primo, que pertenece a la seguridad de la Casa Real que horas más, tendrá la
reunión con el Soberano. La Mujer recuerda que debió escribir una carta para
presentarla al Rey Abdalá II. En ella, explicaba el por qué de su urgente solicitud. Dicha misiva fue acompañada por una copia, de
una de las cartas, que el Papa Francisco I, le había enviado y que tenía en su
poder. Una de ellas es para ser entregada al Monarca.
Mientras desayuna, pronuncia las pocas frases en idioma árabe
que conoce. Tiene conocimiento que será bien apreciado el intento de hablar en
dicho idioma. Pero por supuesto, para el diálogo con el Rey, estará acompañada
con su guía-traductor, Asad.
Faltan 30 minutos para la reunión con el Rey. La Mujer está
en la recepción del Hotel aguardando a Asad. En ese momento, el hombre ingresa
al hotel y camina hacia ella.
- Un taxi nos está aguardando. ¿Está usted bien?
-Si. Muy bien Asad. Gracias. ¿Vamos?
Se retiran del hotel y caminan hacia un taxi color amarillo,
que está estacionado en la acera. Asad abre la puerta trasera del vehículo y La
Mujer ingresa. Asad se sienta al lado del conductor.
- Palacio Raghadan.
El conductor nada dice. Comienza a conducir y por el espejo,
mira a La Mujer. Ella sostiene contra su cuerpo, el bolso. Dentro están las
tres partes del arma.