La Mujer deja de escribir y se recuesta en el respaldo de su
silla. Mira los diferentes mapas, libros, biblias, y las copias de códices de
Alepo, Sinaítico, Vaticano, Manuscrito Septuaginta, que extrajo de internet,
que tiene sobre el escritorio mientras en su mente está armando las piezas
sueltas que están escondidas detrás de este tema.
Transcurridos dos días, La Mujer llama a Jerusalén. Hablan
veinte minutos. La Mujer cuelga el tubo telefónico y queda pensativa. Se da
cuenta que no puede subir a su blog la conversación que finaliza de tener con
su amigo. El profesor y Teólogo le pide prudencia y cuidado. Mucho cuidado en
la investigación que está realizando y al descubrimiento confiado. La Mujer continúa
pensando, analizando la conversación y decide que mantendrá silencio sobre esta
conversación en el blog, pero sí lo escribirá en el libro que presentará en una
editorial de Italia para su edición.
Con más energía continúa lecturas sobre el Antiguo
Testamento. Pero todas son copias revisadas mutiladas, cambiadas según los
criterios de los copistas. Y sucede que no es lo mismo leer “sobre el Monte
Sinaí” y luego en otro manuscrito o códice leer “ en el Monte Sinaí”.
Pasaron tres meses y
ya con mente más clara y con investigaciones que enfrentan trabas e
investigaciones que tienen puertas abiertas, La Mujer escribe en su blog el día
14 de octubre de 2015, que pronto dará a conocer la ruta que elegirá en su
Expedición. Pero llegado ese día, aún no está decidida y así lo hace conocer en
su blog. Y ya finalmente el día 19 de octubre de 2015, escribe en su blog la
ruta que elige para su Expedición. Será a Rennes-Le Chateau. Por problemas con
el equipo de la Expedición y un compás de silencio que se ve obligada a tener,
decide ir primero a Francia. Investigar la zona que rodea Rennes-Le-Chateau.
Tiene conocimiento que las Autoridades no permiten excavaciones en dicha zona.
La Mujer cree que no necesita realizar ninguna excavación para hallar lo que
cree que está escondido en esa zona y que el cura Bérenger Sauniere encontró.
En una de las diferentes lecturas que La Mujer realizó sobre
la vida del famoso Sacerdote Sauniere, existe una frase que le llama mucho la
atención y que es el disparador de su investigación. La frase es: “…Su última
confesión la recibió el Párroco de la vecina Espéraza…” y continúa el escrito.
Pero La Mujer “siente” que esa acción última del cura encierra una realidad
tapiada por maestros del arte de esconder verdades en mentiras. La Mujer no
cree en los mencionados pergaminos. Sí existen, pero cree que todo es un
“montaje” para ocultar la verdad sobre lo que en realidad halló el Sacerdote. Otra información que le provoca muchos pensamientos es sobre el
entorno que rodeó al mencionado Sacerdote. Le resulta muy llamativo. Y sobre
esas pistas comienza su otra investigación. No abandona tema Jerusalén.
Solamente deja pasar un tiempo prudencial sobre su descubrimiento del Arca de
la Alianza. Sabe que no hay ninguna Arca de la Alianza en Rennes-Le- Chateau.
Es imposible que esté allí. No la verdadera. No. Imposible. Y si alguien se
pregunta ¿Por qué no?, la respuesta es que lean la Biblia. ¿Únicamente qué
manos podían llevar sobre sus hombros la Sagrada Arca? Todos los demás que se
atreviesen a tocarla, les sucedería desgracias y hasta muerte como ocurrió. Por
eso es que La Mujer luego que tuvo la conversación con su amigo de Jerusalén pensó
mucho. Mucho. Mientras aguarda respuestas a sus solicitudes de exploración en Tierra
Santa se enfrenta a Rennes-Le-Chateau.
Y también tiene que enfrentarse con inconvenientes que se producen
en su equipo. Entonces toma una decisión que le parece lo más correcto y seguro.
Tiene una reunión con todos los integrantes y decide continuar sola con la Expedición.
Ya no les tiene confianza.
Esa misma noche, sola en su casa llama al celular de Luis Fariña,
el dueño del barco que llamó para alquiler, para decirle que deja sin efecto la
posible contratación de su barco. Luego llama por teléfono a su abogada que al quinto
llamado responde:
-Hola Soledad. Evílmera.
-¿Qué tal Evílmera? ¿Qué necesita? –A La Mujer le agrada esta
abogada porque siempre cuando se comunica con ella, lo primero que dice es “¿Qué
necesita?”. Es muy amable.
-Quiero vender mi casa. Necesito ir a Francia y a Jerusalén.
La casa de La Mujer está en venta. El Hogar de La Mujer está en
venta.
Continuará...