jueves, 17 de diciembre de 2015

Expedición a Rennes-Le-Chateau - 4 -

Transcurridos  tres días, Rubén, Ricardo, Gabriel, Jorge y La Mujer, se encuentran en el Valle de Punilla, Provincia de Córdova, Argentina, en la zona de Pampa Olaen. Menos Jorge y Sandra, que se quedan de guardias en la carpa que armaron, los demás están colocándose la ropa y calzado para ingresar a las muy famosas cavernas “El Sauce”.  De calzado tienen puesta botas  de agua, casco con ajuste en la barbilla y luz led incorporada al mismo, para poder tener las  manos libres. La Mujer tiene que atar su cabello largo y colocarlo dentro de dicho casco. Sobre su ropa, que puede proteger de la humedad, tiene puesto un pantalón con tiradores, para poder arrastrarse por túneles o gateras sin inconvenientes. Ricardo y Gabriel, tienen puesta ropas ya gastadas pero resistentes. Los tres tienen protección acolchadas sobre sus rodillas y codos, ya sea para poder arrastrarse o gatear bien sin complicaciones.  Y sus manos están protegidas por guantes tipo cordex, es decir guantes de obrero. Rubén, tiene puesto por supuesto, su equipo de espeleología. A simple vista parece idéntico al de alpinismo.
Según el Espeleólogo Sebastian Cevallos, “Son las cavernas más largas y más extensas de toda la Provincia de Córdoba. La persona tiene que andar a gachas, encajando el cuerpo entre las rocas, bajando por huecos oscuros y sintiendo que se es parte de un viaje al centro de la tierra”.  
La Provincia de Córdova, Argentina es la que más turismo espeleológico posee por sus varias cuevas y cavernas que tiene. Cerca de allí, que es la zona de la Pampa de Olaen, Valle de la Punilla, hay una cueva que se llama Cueva del Indio. En muchas de estas cuevas que se hallan en este Valle, se refugiaron los Henia y los Kamiare, conocidos vulgarmente como Comechingones y se las llama Cuevas de Ongamira. El nombre hace referencia al Cacique Onga, muerto en batalla contra los conquistadores Españoles. La historia cuenta que al estar cercados por sus enemigos, se refugiaron en dichas cuevas, peleando bravamente hasta sus muertes, pero muchos de los Aborígenes que allí estaban guerreando, antes de morir en manos enemigas, prefirieron lanzarse al vacío desde las montañas cercanas. En el censo del año 2010, se autoreconocieron más de  34.000 personas descendientes de los Henia y Kamiare. Ninguno vive en comunidad.
Al finalizar dicha excursión, La Mujer comenta:

-La verdad, es que no me agrada mucho este tipo de experiencia. ¡Miren qué sucia estoy!

Pasados unos días de esta excursión, La Mujer y el mismo equipo del viaje anterior, están descendiendo en una cueva, pero ahora visten mono y tienen colocados arneses sobre sus pechos y cinturas. Dos clases de cuerdas. La  Dinámica que se utiliza para cuando hay que avanzar dentro de la cavidad con técnica de escalada y es excelente porque absorbe un impacto en posible caída y también se puede rapelear. Y la típica cuerda de Espeleología, que es la cuerda Semiestática. Con esta se puede repelear y ascender con los bloqueadores, pero el inconveniente es que no absorben el impacto en caídas. Rubén muestra otra cuerda que le pertenece y es una cuerda de clase DRY. Son cuerdas impermeables. En el descenso usan el elemento de nombre STOP y gracias a Dios contiene un sistema de seguridad que frena solo soltando la palanca. Y si por ejemplo hay mucha fricción, se autobloquea. También tienen los llamados ascensores bloqueadores, que sirve para que poder salir de forma vertical. Es decir, el bloqueador de pecho. Y en unas sacas de espeleo, que están hechas con PVC cerradas con excelente cierre que se puede andar por agua o cascadas, llevan sus comidas, botiquín, cámaras.
Descienden por medio de escaleras a base de cable de acero con peldaños de aluminio y fácil de enganchar a los mosque tones.
En la cueva que es fría, oscura hay muchas estalactitas que cuelgan de los techos de las rocas y por desgracia ¡Varios murciélagos! ¡Qué locura!

La Mujer no está cómoda y muy poco puede apreciar la belleza en todo su alrededor. Reconoce que ese mundo interno es llamativo y para muchos muy atractivo, pero verse rodeada de rocas, encontrarse con muy vistosas y hasta bellas formas de estalactitas, arrastrarse, gatear entre túneles algunos por demás de angostos, de difícil paso entre apretadas paredes de rocas, no es muy placentero para Ella. Realiza dicha excursión porque debe preparar su cuerpo físico y mental, pero no porque sea de su gusto.

Continuará