Transcurridos tres
días, Rubén, Ricardo, Gabriel, Jorge y La Mujer, se encuentran en el Valle de
Punilla, Provincia de Córdova, Argentina, en la zona de Pampa Olaen. Menos
Jorge y Sandra, que se quedan de guardias en la carpa que armaron, los demás
están colocándose la ropa y calzado para ingresar a las muy famosas cavernas
“El Sauce”. De calzado tienen puesta
botas de agua, casco con ajuste en la
barbilla y luz led incorporada al mismo, para poder tener las manos libres. La Mujer tiene que atar su
cabello largo y colocarlo dentro de dicho casco. Sobre su ropa, que puede
proteger de la humedad, tiene puesto un pantalón con tiradores, para poder
arrastrarse por túneles o gateras sin inconvenientes. Ricardo y Gabriel, tienen
puesta ropas ya gastadas pero resistentes. Los tres tienen protección
acolchadas sobre sus rodillas y codos, ya sea para poder arrastrarse o gatear
bien sin complicaciones. Y sus manos
están protegidas por guantes tipo cordex, es decir guantes de obrero. Rubén,
tiene puesto por supuesto, su equipo de espeleología. A simple vista parece
idéntico al de alpinismo.
Según el Espeleólogo Sebastian Cevallos, “Son las cavernas
más largas y más extensas de toda la Provincia de Córdoba. La persona tiene que
andar a gachas, encajando el cuerpo entre las rocas, bajando por huecos oscuros
y sintiendo que se es parte de un viaje al centro de la tierra”.
La Provincia de Córdova, Argentina es la que más turismo
espeleológico posee por sus varias cuevas y cavernas que tiene. Cerca de allí,
que es la zona de la Pampa de Olaen, Valle de la Punilla, hay una cueva que se
llama Cueva del Indio. En muchas de estas cuevas que se hallan en este Valle,
se refugiaron los Henia y los Kamiare, conocidos vulgarmente como Comechingones
y se las llama Cuevas de Ongamira. El nombre hace referencia al Cacique Onga,
muerto en batalla contra los conquistadores Españoles. La historia cuenta que
al estar cercados por sus enemigos, se refugiaron en dichas cuevas, peleando
bravamente hasta sus muertes, pero muchos de los Aborígenes que allí estaban
guerreando, antes de morir en manos enemigas, prefirieron lanzarse al vacío
desde las montañas cercanas. En el censo del año 2010, se autoreconocieron más
de 34.000 personas descendientes de los
Henia y Kamiare. Ninguno vive en comunidad.
Al finalizar dicha excursión, La Mujer comenta:
-La verdad, es que no me agrada mucho este tipo de
experiencia. ¡Miren qué sucia estoy!
Pasados unos días de esta excursión, La Mujer y el mismo
equipo del viaje anterior, están descendiendo en una cueva, pero ahora visten
mono y tienen colocados arneses sobre sus pechos y cinturas. Dos clases de
cuerdas. La Dinámica que se utiliza para
cuando hay que avanzar dentro de la cavidad con técnica de escalada y es
excelente porque absorbe un impacto en posible caída y también se puede
rapelear. Y la típica cuerda de Espeleología, que es la cuerda Semiestática.
Con esta se puede repelear y ascender con los bloqueadores, pero el
inconveniente es que no absorben el impacto en caídas. Rubén muestra otra
cuerda que le pertenece y es una cuerda de clase DRY. Son cuerdas impermeables.
En el descenso usan el elemento de nombre STOP y gracias a Dios contiene un
sistema de seguridad que frena solo soltando la palanca. Y si por ejemplo hay
mucha fricción, se autobloquea. También tienen los llamados ascensores
bloqueadores, que sirve para que poder salir de forma vertical. Es decir, el
bloqueador de pecho. Y en unas sacas de espeleo, que están hechas con PVC
cerradas con excelente cierre que se puede andar por agua o cascadas, llevan sus
comidas, botiquín, cámaras.
Descienden por medio de escaleras a base de cable de acero con
peldaños de aluminio y fácil de enganchar a los mosque tones.
En la cueva que es fría, oscura hay muchas estalactitas que cuelgan
de los techos de las rocas y por desgracia ¡Varios murciélagos! ¡Qué locura!
La Mujer no está cómoda y muy poco puede apreciar la belleza en
todo su alrededor. Reconoce que ese mundo interno es llamativo y para muchos muy
atractivo, pero verse rodeada de rocas, encontrarse con muy vistosas y hasta bellas
formas de estalactitas, arrastrarse, gatear entre túneles algunos por demás de angostos,
de difícil paso entre apretadas paredes de rocas, no es muy placentero para Ella.
Realiza dicha excursión porque debe preparar su cuerpo físico y mental, pero no
porque sea de su gusto.
Continuará