La Mujer está sentada frente al Rey Abdalá II y Asad sentado al lado de ella, pero un poco más alejado. Los sillones son de cuero, de color blanco. La bandera Jordana está a escasos pasos de ellos al igual que un mueble de madera pequeño que en la parte superior, posee la imagen de un caballo color blanco.
- Si Majestad. Entiendo y comparto su visión política y humanitaria. Hasta ahora no se halló una solución
cuya equidad abrase la causa palestina.
Dicho tema es tan profundo como el océano, y ciertos países no saben bucear en él
o no quieren bucear en él. Y la paz es solamente una palabra, pero no una
vivencia. El arma que le ofrezco es más poderosa y tiene más alcance que el
último misil creado por Rusia. Supera y superará a cuantas armas sean creadas.
- ¿En qué país fue creada?
Por unos segundos, La Mujer mira al Rey de Jordania muy fijo
a los ojos. Luego responde:
- Israel. Jerusalén.
- Conozco las armas que el ejército israelita posee. Tenemos
conocimiento de los últimos avances tecnológicos en materia de armas que se están
desarrollando en dicho país.
- Permítame asegurarle Majestad que ésta arma que le voy a mostrar, fue creada
en Israel. En Jerusalén.
La Mujer abre el bolso y observa de soslayo movimientos de
pies que se acercan al Rey y a ella. Mientras tiene su mano derecha dentro del
bolso, levanta su rostro y mirando al Rey dice:
- Por cierto su Majestad, usted sabe perfectamente que el
bolso ya pasó el examen de control, al ingresar al Palacio.
El Rey nada dice y La Mujer extrae del bolso la primera parte
del arma y la coloca sobre la pequeña mesita que está entre ellos. Luego extrae
la segunda parte del arma y la coloca al lado de la anterior. Y mirando los
ojos del Rey, extrae la tercera parte del arma.
La sostiene en su mano derecha. El Rey Abdalá II queda fijo mirando la
tercera parte del arma.
- Creo que es una gran oportunidad para poder continuar éste
diálogo con más profundidad. Sé que esta noche tiene reunión con ciertos
estadistas y agradezco que me haya brindado su deferencia al recibirme aquí, en
ésta noche. Estoy alojada en EL Pasha Hotel. Estaré aguardando durante tres
días su respuesta. La solución está aquí. Frente a usted. Y Majestad, estoy hablándole
al Rey que supo cómo reconstruir la gran Minbar de Salaheddin, en la mezquita
de Al
Aqsa, en Jerusalén. Usted Majestad, enfrentó ese enorme desafío. Y lo
logró. Triunfó. Usted desciende del Profeta Mahoma, la paz sea con él, y por más
de mil años, esta región fue y es representada por su familia Real Hachemita y es
extensa la historia como guardianes de
la fe islámica. Acepte éste nuevo desafío. Humildemente ruego que Dios guie sus
pensamientos. Gracias por recibirme y escucharme Majestad.