(viene de la entrada anterior)
La despertó el sonido del teléfono. Alargó su mano y atendió. Era el aviso que había solicitado la noche anterior. Le ofrecieron el desayuno y pidió que se lo llevasen a las 7 hs. Se levantó y comenzó a hacer ejercicio de elongación. Durante media hora estuvo realizando los debidos ejercicios de yudo que sabía. Luego caminó hacia el espacioso baño y se duchó. Después eligió un vestido color crema, con campera de lana suave color blanca. Enrolló alrededor de su cuello la chalina blanca que se habla colocado el día anterior y calzó zapatos negros clásicos. Llaman a la puerta y es el desayuno que un hombre risueño, le alcanza. Lo lleva a la cocina y se dispone a saborearlo.
- "Tendré que dejar las dos partes del arma en la caja fuerte de la administración"- pensó La Mujer.
Con su particular modo de caminar, el Papa Francisco I, se acercó. Su conocida sonrisa le daba la bienvenida a La Mujer que lo miraba y que saludó con mucho respeto. Estaba nada menos que frente al Poder del mundo. Se sentaron en una oficina pequeña y el Santo Padre habló:
- Bien hija. Leì la carta del sacerdote Raùl y hablé por teléfono con el padre Rafael, que está en el Seminario de la ciudad de Azul, en Argentina. Los dos hablaron muy bien. ¿Por qué quiso este encuentro tan rápido?
- Porque necesito que me ayude con cartas de presentación, para entrar en Israel, Gaza, Siria, Rusia, Polonia.
- ¡Ah bueno! ¡Sencillo el pedido! pero ¿Por qué quiere ir a esos países? Gaza es un volcán en erupción.
- Precisamente ese es el motivo. Quiero escribir sobre la realidad actual de Gaza y su líder. Soy escritora, investigadora.
- Hay periodistas cubriendo los sucesos.
- Quiero ver con mis propios ojos lo que está sucediendo. Y escribir la verdad. Dispense Su Santidad, pero usted es la única persona que puede ayudarme a ingresar a dichos lugares sin trabas ni negaciones. Me conoce a través de las referencias de estos sacerdotes.
- ¿Hizo el pedido de autorización a través de la embajada de Argentina, en Israel?
- Es perder el tiempo.
- Con una carta de la Presidenta Kirchner, seguramente beneficiará su inquietud...
- Me creería si le digo que es más fácil, más corto el camino, llegar a usted que a la Presidenta Kirchner...
Su Santidad sonrió porque interpretó lo que La Mujer quería decirle.
- Sólo le ruego que me ayude con las debidas personas a quienes tendré que entregarle sus cartas, para que me autoricen a ingresar a dichas zonas de conflicto y hablar con sus jefes principales.
- Mire que le revisaràn cada cosa que quiera llevar. En Gaza hija, hay mucho, mucho peligro.
- Si. Lo se. Gaza es una tierra maldita por Dios. Y me pregunto si se darán cuenta que están luchando contra Dios mismo.
- ¿Por qué dice eso? - preguntó suave y serio el Santo Padre.
- Escrito está. En el Antiguo Testamento. Josùe. Cuando Dios pelea por Israel para darles la tierra prometida. Fue repartida a las 12 tribus. Si Israel venció aquellas batallas, es únicamente porque Dios y sólo EL, destruía, vencía a los enemigos. Sin Dios, Israel, nunca habría ganado ninguna batalla. Escrito està sobre sus debilidades, llanto. Y Gaza pertenece a la tribu de Simeòn, que fue absorbida por la tribu de Judà.
Por unos instantes, la mujer y el Papa Francisco I, se quedaron miràndose a los ojos.
- Deje que lo analice un poco más. Hablaré con el padre Scorza. En mis meditaciones de las mañanas y con el rezo del santo rosario, encontraré la respuesta. Déjele a mi secretario el teléfono donde pueda ubicarla. Y rece por mi. Tengo que ir a países donde el dolor, sufrimiento es el pan de cada día.
- "Señores pasajeros, les damos la bienvenida..."
La Mujer escuchó las conocidas palabras del comandante de vuelo, los consejos de la azafata y miró el itinerario de vuelo que por televisor daban detalle de las millas que se irían recorriendo hasta llegar a destino. Israel.
Luego de unos pequeños instantes, se desabrochó el cianturòn de seguridad y acomodó mejor, su delgado cuerpo. Entre sus manos tenla el bolso. Dentro, nuevamente las dos partes del arma. Y las cartas. Las cartas que el Santo Padre le haba hecho llegar por medio del sacerdote Scorza.`Eran cartas simples. Muy simples. Demasiado simples quizás. Comprendió que el Papa no quería arriesgarse. Pero tenla el menbrete del Vaticano y la firma del Papa Francisco I, sello y bendición.
Recordó la última parte de la conversación con Su Santidad.
- "En Gaza hija, hay mucho, mucho peligro.
- Si. Lo se.Gaza es una tierra maldita por Dios. Y me pregunto si se darán cuenta que están luchando contra Dios mismo."
-Y quizás - continúo pensando - no estén tan equivocados en cuanto al reclamo de sus derechos. De sus tierras. Antes que Dios, los arrojara de todas esas tierras, sus antepasados vivían allí. Eran sus tierras. Israel, por su parte reclama las tierras que Dios les entregó. Ambas partes tienen razón. Y son tierras con anatemas. Por supuesto para aquellas personas que no sean israelitas. El Dios de los Israelitas, exterminó a todo ser con vida. Hombres, mujeres, niños, porque eran paganos. Su pueblo tenla que ser puro. Santo. Josùe maldijo Jericò y a quienes reconstruyan Jericò. Pero esas maldiciones y anatemas, no afectaban ni afectan a ellos, los Israelitas. Y dicha ciudad, Jericò, junto a otras ciudades, les fue dada a las tribus de los hijos de Benjamin. Es decir, todas las tierras que fueron entregadas a las12 tribus israelitas, fueron y son anatemas para Dios. Están malditas para todas las demás personas que no pertenecen a esa raza..."
Luego de 3 horas y 13 minutos, el avión aterrizó suavemente en el aeropuerto de Ben Guriòn, Israel. Más tarde traspasó los debidos controles y ya fuera del aeropuerto se dirigió a un sherut que la dejaría en Jerusalèn. 60 km de viaje. Dicho transporte es económico, pero tiene que ser compartido por otras personas. Se detiene en cada alojamiento de cada pasajero que lleva.
La Mujer eligió Casa Nova. Lugar impresionante. Antiguo palacio de piedra de los Franciscanos de Tierra Santa. A escasos pasos del Santo Sepulcro,y demás lugares históricos. Desde hace más de 800 años que estas Casas ofrecen hospitalidad a los peregrinos. Además de Jerusalèn, hay otras Casa Nova en Belèn, Nazaret, Monte Tabor, y Tiberiades. Le entregaron la llave de una habitación simple y hacia ella caminó. Ingresó y dejó el bolso sobre una mesita pequeña de madera barnizada y la maleta sobre la silla. La abrió y sacó sus pertenencias. Abrió el armario contra una de las paredes que tiene el cuarto y acomodó los dos vestidos junto con la campera y chalina. La maleta la dejó sobre un estante superior. El par de zapato lo colocó dentro de la mesita de luz que está al lado de la cama. Miró que sobre ella, en la pared un Crusifijo está colgado. También notó que debajo de la pequeña ventana, hay un aparato antiguo de calefacción. Unas gruesas cortinas de tela color anaranjado, cubren dicha ventana.
Luego de ducharse y cambiar de ropa y con las mismas zapatillas que había viajado desde su país, tomó el bolso y bajó al brillozo y amplio hall de entrada. Dejó la llave en la administración y salió a la calle rumbo al Santo Sepulcro.